A menudo, cuando hablo con un padre en mi consulta y tengo que explicarle que su hijo tiene caries la pregunta es ¿porqué?.
Con frecuencia los padres de los niños con caries se sorprenden de que sus hijos tengan caries. Algunos padres (no todos por desgracia) evitan que sus hijos coman chuches activamente y sin embargo se encuentran con que sus hijos deben hacerse varios empastes. Y en este momento es cuando tengo que explicarles que el azúcar y el sabor dulce son tan universalmente aceptados que las empresas tienen tendencia a añadirlo siempre que pueden en los alimentos para aumentar sus ventas. Resulta vital para la futura salud de nuestros hijo que evitemos a toda costa el sabor dulce pues suele asociarse a alimentos que no son saludables. Pero lo tenemos muy difícil. Alimentos que tan habitualmente damos a nuestros hijos como cacaos solubles, pan de molde, zumos, jamón o yogures como el actimel contienen importantes cantidades de azúcar sin nosotros percibirlo.
Zumos, jamón o yogures como el actimel contienen importantes cantidades de azúcar sin nosotros percibirlo
Entiendo la frustración de los padres que controlan que sus hijos no tomen chuches cuando van al cumpleaños de un amiguito y sin embargo se encuentran con que su hijo debe hacerse varios empastes. Pero la legislación en España ampara que muchos alimentos sean legales aunque no sanos, y lo que es peor, ampara que esas compañías hagan publicidad engañosa tendente a hacernos pensar que lo que no es saludable lo es. Porque las administraciones que deberían velar por nuestra salud están más preocupadas por garantizar la libre “competencia”. Lo que en último término, contribuye a que bajemos la guardia. Además, encuentro que con demasiada frecuencia los pacientes asumen que si algo esta permitido que se venda como alimento debe ser porque se puede comer sin perjuicio y por desgracia esto no es así, ya que la legislación es muy laxa y que un alimento sea legal, no hace que sea saludable.
Que un alimento sea legal, no hace que sea saludable.
En este sentido, quiero apelar al sentido común de los padres para que desconfíen de los anuncios de la industria de la alimentación. Y que en ultima instancia es fundamental combinar el amor por uno mismo y nuestros hijos con una lectura detenida de las etiquetas de los productos que compramos. Si aun así tenemos dudas, existen profesionales de la nutrición de quien informarnos.
