Casi todos sabemos ya que el principal culpable de que la caries se apodere de nuestros dientes es el azúcar. Sin embargo, pocos explican exactamente cuál es el motivo de que este componente existente en muchos más alimentos de los que nos imaginamos sea tan dañino y cómo podemos evadir los efectos, ya que consumir cero azúcar es prácticamente imposible.
La caries tiene su origen en la placa dental, unos microorganismos que se acumulan en nuestros dientes cuando no los lavamos con la suficiente regularidad. El factor tiempo es muy determinante: cuanto más tiempo se asiente la placa en nuestros dientes, mayor será la probabilidad de aparición de caries. Esta circunstancia combinada con el azúcar, cuyo consumo hace que el PH de nuestra saliva se vuelva ácido, provoca que los dientes estén más vulnerables.
El nivel de PH de la saliva neutra es de 7. Una comida normal nos repercute en un PH ácido (inferior a 5.5) hasta 20 minutos después de haber comido, incluso aunque hayamos cepillado los dientes correctamente. A partir de ese momento, el nivel de PH aumenta, hasta que vuelve a llegar a 7 transcurridos entre 20 y 40 minutos.
La ingesta de azúcar provoca que ese periodo de protección baja se extienda hasta 18 horas después, independientemente del cepillado. En el gráfico que te muestro a continuación puedes ver cómo desciende el PH de manera natural después de cada comida a la izquierda; y cómo lo hace tras ingerir un tentempié con azúcar a la derecha.
Evitando, en la medida de lo posible, el consumo de azúcar. Un pequeño truco: hay alimentos que tienen un efecto totalmente inverso y actúan como protectores de los dientes. Paradójicamente, el cacao es uno de ellos, pero si te estás preguntando si el chocolate con leche tiene un efecto neutro al combinar cacao y azúcar, lamento decirte que la respuesta es ¡rotundamente no!